Como en todo vehículo, y en los tractores no es la excepción, el uso de los neumáticos genera un desgaste continuo que podría acelerar su cambio, en caso de no contar con la información adecuada para retrasar este paso. Como parte primordial del funcionamiento de los tractores, un buen manejo de ellos incidirá en una reducción de costos, la optimización de las funciones que ejecuta la máquina y un menor impacto en el suelo.
Como pesado que es este equipo la concentración de este peso va dirigida hacia los neumáticos. Por tanto, si éstos no son de buena calidad es muy probable que el tractor llegue a patinar. Esto lleva a considerar una revisión constante de ellos, procurando que sus huellas (o calugones) estén notoriamente marcadas.
Destacar, además, que el patinamiento lleva a que el tractor pierda tracción y, al mismo tiempo, combustible. Si a todo lo anterior se le suma la pérdida de tiempo y dinero en la realización de labores, perfectamente es plausible realizar un mantenimiento constante de los neumáticos.
Diversos tipos
Pero quedan otras cosas por definir, si el cambio de neumáticos ya está marcha, debido a la existencia de dos tipos: los diagonales o convencionales, los cuales están formados por capas con hilos orientados entre 40° y 45º con respecto al plano medio del neumático; y los radiales o de bajo perfil, constituidos por capas con hilos de acero dispuestos perpendicularmente al plano del neumático, tendidos de un talón a otro.
Conjuntamente, se debe definir el ancho de rodado. En general, en los campos se utilizan aros con un ancho de 38 centímetros, aunque expertos aconsejan utilizar los de 42.
Por otra parte, cabe reseñar que la determinación de los ruedas dependerá, en primer término, del uso que a los tractores se les dé. De ahí que, dependiendo los vegetales que se estén cultivando, por ejemplo, la anchura del neumático debe tener relación con los anchos de los surcos que se requieren para ello.